Santo Tomás de Aquino no necesita presentación, discípulo de San Alberto Magno, Doctor de la iglesia, teólogo y filósofo, es conocido por cualquier hijo de la cultura occidental. Pero lo que pocos saben, incluyendo la mayoría de buenos católicos, es que –al igual que su maestro– el Doctor angélico escribió unos cuantos tratados de alquimia, en concreto tres, o al menos tres son los que conoce un servidor.
Ahora, hay que decir que probablemente las
controversias nunca cesen, por ello dichos tratados son atribuidos oficialmente
a un Pseudo Tomás de Aquino; mas estoy prácticamente seguro de que al menos uno
o dos de los tratados que se le atribuyen fueron escritos por su propia mano.
Los textos más conocidos son Sobre la Piedra Filosofal y, en primer
lugar, sobre los cuerpos celestes y Tratado
de alquimia, dado a su compañero Fray Reginaldo. Ambos reflejan un pleno
conocimiento filosóficos del reino mineral por parte del autor, y los he puesto
juntos es un cómodo PDF para el enriquecimiento de todos los estudiosos del
Arte.
El tercero, menos conocido, fue traducido
por el estudioso del Arte Santiago
Jubany, siendo este opúsculo mucho más universal y rico en simbolismo: Aurora consurgens.
En ningún lugar de internet los he visto
juntos, así que los comparto aquí para el beneficio de todos los filósofos.
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