Análisis de la vía húmeda universalísima de Teófilo
En
esta entrada me propongo analizar los detalles concernientes a la vía húmeda
universalísima descrita por el filósofo de la naturaleza Teófilo, cuyo texto
dejaré abajo para su libre descarga. He escogido este autor no por ser un
adepto, como él mismo lo reconoce, sino por su sistemática y ordenada manera de
tratar los temas, cosa extrañísima en este nuestro arte. Tal particularidad en
su forma de escribir ha hecho que varios alquimistas contemporáneos abordaran y
parafrasearan la introducción a su tratado Análisis
del arte de la alquimia, cosa que hicimos nosotros aquí.
Por otra parte, este mismo tratado contiene descripciones considerablemente
relevantes y aclarativas sobre las distintas vías de la alquimia orientadas al
reino mineral, la primera de las cuales es el objeto del presente artículo.
El autor comienza su observación sobre
esta, la vía húmeda universalísima de
la alquimia, mencionando que el término ‘universalísima’
se usa únicamente para distinguirla de las demás. Habríamos de añadir que en el
capítulo precedente se definió qué ha de entenderse por los términos
‘universal’ y ‘húmeda’.
Universal se llama a la:
“Subdivisión
de la Alquimia artificial filosófica la cual no sólo aumenta los sujetos que
participan de la naturaleza metálica en la cantidad, sino que procura
exaltarlos también en la cualidad y virtud, para que, multiplicados e
universalmente, puedan a los imperfectos darles el último grado de la
perfección metálica”.
Húmeda se llama a:
“Aquella
vía o camino de la Alquimia artificial filosófica universal por la cual los
sujetos del reino mineral, capaces para ello, habiéndoles quitado con mucho
cuidado todas las cosas superfluas y ajenas de su naturaleza, se retrograden o
disuelvan en un licor húmedo y diáfano y adquieran una calidad más noble y una
virtud más activa: esto es, que de este licor se haga la universal medicina
para todos los metales y enfermedades”.
Habiendo hecho hincapié en estas
definiciones, continuemos con la vía
universalísima en sí. El autor inmediatamente nos relata cómo los filósofos
llegaron a tener noción de los principios de esta vía:
“[…]
los filósofos, indagando con mucha sutileza las operaciones de la naturaleza y
especulándolas en retrogrado o retrocediendo por su orden, desde su fin hasta
su principio, hallaron un cierto sujeto genérico, más universal que todos los
demás, que en sí contiene el Reino Mineral; porque éste está dotado por la
naturaleza del fermento primero del semen metálico; el cual sujeto, como
materia caótica o del caos, contiene en sí solamente el primer grado de la
naturaleza metálica; pero tan genéricamente que no tiene relación determinada a
ninguna especie, ni de metal, ni de materia metálica”.
Se pueden observar aquí varias cosas.
Primeramente que el conocimiento de esta vía llegó a ser patrimonio del
espíritu humano gracias a la concienzuda observación de la naturaleza, pero
también por reflexionar el desenvolvimiento de las operaciones naturales, esto
es, meditar sobre la cadena de causas y efectos de los fenómenos materiales.
Esta cadena es su forma natural va de lo más universal e indeterminado en el
cosmos hasta lo más particular y determinado en cada reino. Ahora, Teófilo nos
dice que esta especulación sobre las operaciones se hace en retrogrado o
retroceso, lo cual significa que hay tomar el camino contrario, proyectar las
causas de los efectos, yendo de lo más particular y determinado a lo más
universal e indeterminado. Precisamente es esta idea la que inspiró el título
del archiconocido tratado Cadena Dorada de Homero. También podemos ver un
pensamiento similar por ejemplo en el siguiente pasaje del altamente valorado
tratado Recreaciones Herméticas:
“[…] cada uno se ha puesto a la búsqueda de una
materia prima para llegar a esta meta… A fuerza de buscar, algunos por fin lo
han encontrado: pero al no encontrar nada en la Naturaleza capaz de disolverlo,
pese a su simplicidad, y no pudiendo extraerle los elementos por ningún otro
método, se les ocurrió subir hacia su
fuente común; habiendo bebido en ella, llegaron por fin, felizmente, a la
meta de su designio”.
Podemos ver que los filósofos, siguiendo
este método de raciocinio, “hallaron cierto sujeto genérico, más universal que
todos los demás, que en sí contiene el Reino Mineral” y que también “contiene
en sí solamente el primer grado de la naturaleza metálica”, es decir su primer
principio. Ahora no debe olvidarse que dicho sujeto es tan universalísimo que
no sólo contiene en sí la esencia del reino mineral, sino también los otros
reinos, virtud por la que se le ha dado un valor superior a todas las demás
cosas, como se menciona en la siguiente cita:
“Esta
materia o sujeto muy admirable que, como muchos opinan y enseñan, es
determinable a todos los tres Reinos: Animal, Vegetable y Mineral, es estimada
con tanta particularidad de los maestros de este Arte, que de temor de que su
noticia se haga vulgar, la han equivocado y obscurecido con tantas y tan varias
descripciones, ambiguas, enigmáticas…”.
Por la razón anterior, esta materia, nos
dice el autor, ha sido dada a conocer de forma velada e insinuada con los
siguientes nombre: “Tierra virgen,
preñada del espíritu del mundo, de sal, de la piedra Imán de los Sabios, de los
Planetas, del influjo de los Cielos, que recibe y atrae, de lo que está abajo y
arriba”.
Ahora, como sucede con la gran mayoría de
tratados alquímicos, el autor sugiere sutilmente la materia a utilizar en el
trabajo, para al instante pasar a describir el tratamiento que dicha materia ha
de recibir con miras a concluir el magisterio. Aquí parafraseo el proceso junto
con comentarios de nuestro colaborador Albus:
1. “Sacad de su
centro la Materia universalísima o sujeto caótico”.
El primer paso a seguir sería, pues, hacerse con el
sujeto, a pesar de que no se nos dice cómo o dónde.
2. “Se limpia de sus
piedrecillas y terroncillos”.
Este segundo paso nos indica que el sujeto utilizado
no se encuentra en un estado de pureza; se ha conseguido mediante materias
comunes –posiblemente tierras, sales o mantecas minerales.
3. “Mediante
el fuego, el aire y el agua, se purga y purifica, separándole las partes que
pertenecen a otros Reinos; y al mismo tiempo se apartan las demás cosas, que
son ajenas de su naturaleza de manera que no quede más que el puro caos
metálico”.
Por
esta cita se puede apreciar que el grado de impureza del sujeto utilizad es
grande, quizá se esté sugiriendo que mediante evaporaciones y abluciones se
separarán las varias basuras especificadas por los reinos. A partir de esta
sentencia se podría también presumir que el lugar de donde se ha sacado el
sujeto pueda responder a lo que se insinúa en la anterior
entrada del blog.
4. “Con
circulaciones, destilaciones, cohobaciones y digestiones, unido perfectamente
lo fijo con lo volátil, todo se hace volátil: quedará este ente o primer ser
metálico muy extendido en su misma humedad”.
Lo
fijo refiere al azufre que se encuentra dentro del sujeto, lo volátil al
mercurio. La separación de estos principios se llevará a cabo mediante los
procesos mencionados, para posteriormente, mediante sublimaciones filosóficas generar
el Mercurio Segundo, o Disolvente Universal.
5. “Ésta
humedad se le quita por repetidas destilaciones, hasta tanto que, en el baño,
no teniendo más que evaporar, queda reducido en un purísimo primer principio
líquido y de igual peso al de su naturaleza”.
Hay que preparar el Azufre filosófico,
luego, separar toda la humedad que tenga de arrastre su aceite.
6. “Con
las demás operaciones del Arte, por virtud del agente seminal intrínseco,
excitado por el extrínseco y artificial, se podrá coagular en aquella Sal
metálica fija que en el fuego se liquida como el aceite”.
Esto corresponde a la conclusión del
magisterio, la fase roja, luego de haber limpiado perfectamente el Azufre
filosófico se pasa a unir con su Mercurio. Lo que sigue a partir de aquí es la
especificación hacia la piedra filosofal en el reino metálico.
7. “Su última
decocción de su coagulación se puede hacer por sí misma o añadiéndole la décima
parte de oro”.
Esta
fase del trabajo puede seguirse por dos caminos posibles: a) la piedra filosofal,
medicina propia del reino metálico, puede ser alcanzada por conjunción del
Mercurio con azufre metálico vulgar ya sea de plata o ya sea de oro, para el
Magisterio menor o mayor respectivamente; b) o puede ser directamente
fermentada la medicina obtenida en el sexto punto con una porción del metal
noble y obtener el polvo de proyección transmutatorio.
8. “Esta medicina, en
forma como de sal, si se hubiese hecho sin oro, echándola en debida proporción
sobre oro fundido, se habrá de fermentar con él; de lo que resulta que el oro
saturado con esta proyección se volverá en una substancia como de vidrio, de un
color rojo como el rubí, pero muy obscuro y muy poco transparente”.
Esto es, la piedra de los sabios.
9. “Tal substancia
mezclada con triple, cuádruple o mayor porción del primer licor, con la segunda
rueda, se podrá reducir en medicina aurifica que tiñe toda substancia metálica”.
10. “Ésta, después, o con oro o sin él, se puede
aumentar como se quisiere”.
El
proceso para realizar lo mencionado en esta cita es la multiplicación en
cantidad.
Aquí termina la descripción de Teófilo
sobre el trabajo alquímico sugerido en esta vía. Debo añadir ahora, por
sugerencia de los colaboradores del blog, que el término universalísimo, per se, no coincide con el retrato de la vía
expuesto en los puntos anteriores. Ya en el punto segundo y tercero podemos ver
el avanzado grado de especificación y determinación del sujeto y de las materias
utilizadas. Siguiendo literalmente el significado del término universalísimo, debería usarse como materia
prima el mismo “sujeto genérico, más universal que todos los demás, que en sí
contiene el Reino Mineral”, el cual “contiene en sí solamente el primer grado
de la naturaleza metálica”, sería este mismo sujeto, pero abordado en un
momento en que conserve aún su virginidad y verdadera universal, no habiendo
sido jamás tocado por materias especificadas por el reino.
Con esto doy por terminado el análisis a esta
exposición de Teófilo, se espera sea de utilidad a los estudiosos del arte. Quizá
en el futuro se analicen las demás vías húmedas descritas en el tratado, el
cuál paso a compartir aquí.
Ignoro quién es el traductor, pero se agradece su labor.