Dice una sentencia
de los Filósofos: "La Putrefacción es la llave del secreto de nuestra
Obra", y también: "No hay Generación sin Putrefacción".
La Putrefacción es
esencial al menos en la vía húmeda universal, para poder separar los Elementos.
A nuestro
entender, podemos considerar al menos dos
(y algunos autores indican hasta tres) putrefacciones que se deben operar
en el desarrollo de nuestra labor:
1) en la primer
fase de la Obra, para obtener nuestro Electrum Mineral Inmaduro que podríamos
denominar putrefacción vulgar o común;
2) en la segunda
fase, cuando tratando el sol o la luna con el Primer mercurio logramos la
separación de sus partes y precipitamos su Azufre metálico, o sea, la
Putrefacción Filosófica propiamente dicha.
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